martes, 8 de septiembre de 2020

Todo preparado

Lista para comenzar un nuevo curso, con las mismas ganas e ilusión, pero llena de incertidumbre y alguna preocupación, no puedo negarlo, como maestra y madre, ante la situación de pandemia en que vivimos.

Desde Sanidad recomiendan no juntarse más de 10 personas en espacios cerrados, pero nosotros allá vamos. 

Respetar la distancia de seguridad de 1'5-2 metros, pero nosotros allá vamos.

Así que en este escenario, toda la comunidad educativa, volveremos a encontrarnos este nuevo curso en nuestro cole, como siempre en el mismo espacio físico de cursos anteriores (por cierto, con una puerta principal de acceso desde la calle de 90 cm de ancho), con la única diferencia de esconder nuestras sonrisas tras la mascarilla y las ganas de abrazarnos en la mochila.

Al igual que otros colegas de profesión han comentado, invito a todas las personas responsables de la administración educativa a darse varios paseos por las escuelas de este país (si se atreven), para conocer y descubrir de primera mano cuál es la realidad de la Escuela del siglo XXI, y no me refiero a la escuela digital, no, sino a la escuela donde el alumnado aprende en sociedad con sus iguales: compartiendo risas, ideas, experiencias, juegos, materiales y curiosidades. 

Ellos, nuestro alumnado, los grandes olvidados de los gobiernos en esta pandemia, los grandes castigados sin poder jugar en los parques, necesitados de compartir inquietudes y juegos, ahora obligados bajo amenaza de multa a regresar a la escuela. Ellos son nuestro futuro. 

Por ellos estoy aquí, con toda mi energía para seguir ayudándoles a aprender del modo que mejor se puede: en vivo y en directo, sin pantallas de por medio. Para luchar por sus derechos y ayudarles a defenderlos. Porque es en ellos y en su educación donde los gobiernos deben invertir, sin límites ni miedos. 

Porque ellos se lo merecen. Porque se lo debemos.